El vidrio convencional refeja aproximadamente el 8 % de la luz incidente sobre el mismo, generando reflejos no deseados.
El vidrio antireflejo reduce la reflexión visible a menos de un 1% de esta forma permite contemplar las cosas sin falseamientos. Al mismo tiempo, es totalmente neutro para los colores. Gracias a ello, se reproduce el esplendor de las obras de arte acristaladas con delidad al original y sin falsear los colores.